Lo primero que debemos entender es que si no nos involucramos en los asuntos de interés nacional, la minoría que sigue apoyando al régimen –independientemente de las razones por las cuales lo hace– volverá a imponerse y, en consecuencia, a darle continuidad a este oprobioso gobierno. Debemos estimular la participación y el voto.
El venezolano común, ese que sale cada mañana a estudiar o a trabajar, a ver cómo se rebusca una platica para poder comprar algo de comida, debe entender que si está debidamente inscrito en el Registro Electoral, puede hacer uso de la herramienta más poderosa de cualquier ciudadano: el voto. Cada quien debe entender el poder que tiene en sus manos: el poder de decisión mediante el voto.
Lo otro es informar, aunque suene repetitivo, que la oposición está en un proceso de selección de su candidato presidencial, en el que están participando 13 candidatos. El que derive de allí, deberá en 2024 enfrentarse con Nicolás Maduro o con cualquier otro que decida el PSUV. Efectivamente, la calle está fría; la gente es ignorante del proceso de primaria; el venezolano no quiere saber nada de política.
Hay que indicar que existe una Comisión Nacional de Primaria que convocó un proceso en todo el país para el día 22 de octubre, para el cual habilitó 3.000 centros de votación y 5.000 mesas, cuya ubicación debe ser informada también con insistencia.
Pero también hay que decirle a la gente que no les extrañe que el gobierno designe a un CNE espanta votos con el fin de propiciar la abstención. Si la gente vota masivamente y los resultados son contundentes (como ocurrió en el año 2015) Maduro no gana, aunque tenga el CNE más chavista de todos. Precisamente aquí hay que recordar la organización y la unidad de todos los partidos políticos y de la sociedad venezolana que, como un todo y de manera engranada, participaron en las legislativas de 2015.
Como tampoco debe extrañar que supuestos candidatos de oposición se inscriban para el proceso de 2024. Esos candidatos que todos conocemos –sin ponerles calificativos– y que dicen ser oposición al gobierno, pero que bailan pegados con él. Hay que mantener el foco.
A todos los candidatos de la oposición que están aspirando, hay que hacerles una invitación a que jueguen limpio en esta campaña que comenzó el 22 de agosto. Los políticos deben devolverle la majestad a la Política y empezar a actuar con ética, con compromiso real y con probidad. No olvidemos que el adversario está en Miraflores y no en la propia oposición.
El hecho de que no pensemos igual o que no compartamos una misma ruta para encaminar la transición y propiciar los cambios que el país pide a gritos, no nos da derecho a descalificar, insultar, agredir o calumniar al otro que tiene igual derecho a postularse para un cargo de elección popular.
Lo rico de la oposición es la pluralidad de su pensamiento, a diferencia del oficialismo que tiene un pensamiento y una ideología única que además quiere imponer; y no hay una fórmula mágica ni una receta única para salir de la crisis. Pero lo único cierto es que ese camino que debemos transitar es el establecido en la Constitución: el electoral.
Además, debemos predicar con el ejemplo. El verbo encendido y violento hay que dejárselo a quienes lo han cultivado: el gobierno. No es conveniente que hagamos lo mismo que tanto criticamos. No podemos llamar a la unidad mientras estamos atacando, menospreciando y dejando a un lado al chavismo o al opositor que nos ataca.
También es oportuno llamar la atención de quienes insisten en vender la violencia y la confrontación, como la única manera de salir del régimen. Recordemos que ellos tienen el monopolio de las armas (una Fuerza Armada adoctrinada que responde a los intereses del gobierno y no a los del país; grupos parapoliciales, armados y entrenados para sembrar terror y que ya han causado mucho daño; guerrilla colombiana a la que han dado patente de corso para actuar en los territorios cedidos; hampa organizada). Recordemos las terribles experiencias de 2014, 2017 y 2018.
El venezolano común no quiere caer en confrontaciones de nuevo. Corresponde a los liderazgos conectar de nuevo con la gente en las calles, porque a fin de cuentas los venezolanos solo quieren salir de esta crisis y vivir en paz. El venezolano está cansado de levantarse a diario preguntándose qué hacer para poder enfrentar la crisis.
Tenemos que propiciar la salud mental del venezolano, dejar de llevar malas noticias y ofrecer soluciones viables a los problemas. No ofrecer lo que no se puede cumplir. La sociedad está tan mal que lo vemos no solamente en la cantidad de personas que se suicidan a diario porque no pueden más, sino también en la descomposición manifiesta en padres, madres, familiares cercanos y representantes que torturan, golpean y hasta asesinan a sus hijos; otros que propician la pornografía infantil para obtener dinero de ellos; otros que los abandonan en el país para emigrar y los que los obligan a trabajar para que aporten plata para la casa.
Hay que invitar a los desilusionados del gobierno (porque además tenemos que hacer hincapié en quienes dicen ser chavistas y no maduristas) a darse otra oportunidad; a apostar por alguien que pueda garantizar un país distinto al que tenemos desde hace 24 años. Ya Chávez no está. Esa es una realidad que deben asumir e insistir en que Maduro NO ES Chávez y ha demostrado que no le interesa el país.
Reconocer que no tenemos los recursos para ofrecer las migajas que ellos sí dan (bonos + bolsas CLAP + apartamentos + etc.); pero decirles lo que tanto repite Capriles: toda la plata que está ingresando por venta de petróleo, el gobierno la está acumulando para financiar la campaña electoral de 2024 y ofrecer villas y castillos. Ese dinero se pudo destinar al aumento de los salarios mínimos de los trabajadores públicos y de las pensiones de los más de 5 millones de adultos mayores, en razón de $150 mensuales.
Es decir, que al gobierno NO LE HA DADO la gana de aumentar los salarios porque se está guardando esa plata para la campaña de 2024. Por eso fue que saltó a la luz pública el caso de corrupción de los $23.000 millones que estafó Tarek El Aissami al país, con toda su red, porque esa plata no estaba destinada a la inversión social sino a financiar la campaña de Maduro.
Jean Carlo Rojas, responsable electoral y Vicepresidente de Comunicaciones de PJ Torres