Regional
Liliana Yépez (Sutelara): “Nadie va a detener la lucha de los educadores por nuestras justas reivindicaciones…”
“NI el gobierno ni nadie va a detener la lucha de los educadores por nuestras justas reivindicaciones, las mismas de las que este gobierno nos ha despojado”.
Tal manifestación provino de la profesora Liliana Yépez, presidenta encargada del Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Estado Lara (Sutelara), durante una concentración que tuvo lugar este jueves 7 de marzo, a la altura de la redoma de la Redoma de la Vargas, es decir, avenida Vargas con carrera 29 de Barquisimeto.
–No sabemos si ver con preocupación o con rabia cómo la ministra de Educación, sabiendo –porque ella lo sabe— de todos los problemas y carencias por las que estamos atravesando los docentes venezolanos, ni tampoco aquellos altos funcionarios que tienen implicación en el asunto, han mostrado preocupación alguna por nuestra situación.
–Antes por el contrario, más bien lo que han demostrado hasta ahora es una indiferencia total hacia nuestros planteamientos, comenzando por la negativa, que lleva ya varios años, a discutir nuestra nueva contratación colectiva.
Despojados…
–Los educadores venezolanos hemos sido despojados –aseguró—de una enorme cantidad de beneficios socio-económicos de los que hasta hace poco disfrutábamos, como el IPAS-ME, que funcionaba a plenitud; incrementos tanto en el salario como en las primas, y en las bonificaciones laborales, etc.
–De paso y por si todo eso fuera poco, ya también nos aplicaron el odioso Instructivo Onapre, que salarizó al mínimo nuestros ingresos, y nos adeudan asimismo el 280 por ciento de incremento salarial desde hace ya dos años.
–De paso, ahora, a los educadores estadales larenses los pasaron al Ministerio de Educación, con lo que perdieron los pocos beneficios de los que todavía disfrutaban.
–El llamado es, entonces, al gobernador Adolfo Pereira, quien si tiene cómo comer y cómo ir a una clínica privada, para que atienda nuestra solicitud de audiencia, que lleva ya varios meses, para revisar esa situación.
Recordó finalmente que “este mundo de carencias por todas partes” también afecta tanto a los trabajadores administrativos como los obreros del sector educativo público en todo el país.
El Informador Venezuela
Noticias
Opinión | Carora, su pueblo y su alcalde
Barquisimetano con ancestro cabudareño como soy, saben ustedes que Carora tiene un lugar muy especial en mis afectos. Su fundamento son amistades entrañables, largos años de visitas y trabajo en su extenso y variado municipio cuyo paisaje geográfico y humano no me esconde secretos, viva simpatía por esa personalidad singular de los caroreños, admiración por grandes venezolanos que son hijos suyos, como Ramón Pompilio y Chío, Pastor Oropeza y los dos Ambrosios, Perera y Oropeza, Monseñor Montes de Oca y Alirio Díaz, Guillermo Morón y Rodrigo Riera, para dejar la cuenta chiquita y cómo no, afición compartida por su colosal gastronomía, me ligan a esa tierra áspera y brava, como la llamaba Luis Beltrán Guerrero, otro grande en la escritura magnífica y el apetito voraz.
Nada de lo que ocurre en Carora me es indiferente. Por eso no puedo callar ante la sañuda persecución de la que ha sido objeto el alcalde Javier Oropeza, electo por el pueblo torrense para gobernarlo y que en tres años de gestión intensa ha demostrado competencia, disposición al diálogo con todos, dedicación integral al cumplimiento de su deber y la mayor responsabilidad. Lo atestiguo no sólo por la amistad que me une a él y a su familia, sino porque me consta. El suyo es un liderazgo afianzado en el reconocimiento de todos los sectores de la sociedad y el afecto popular que parece lo más difícil de perdonar por la mezquindad de algunos.
En noviembre del año pasado fue la vez más reciente que estuve por esos lados, justamente para la Feria de Proyectos de Desarrollo Económico Local, en el Teatro Alirio Díaz, fruto elocuente del trabajo concertado, participativo y protagónico como dice la Constitución, entre el gobierno municipal, la sociedad civil y el empresariado de allá. Sinceramente, daba gusto.
En medio de una campaña feroz de señalamientos sin fundamento y amenazas, primero fueron la casa familiar, la finca y el periódico. Luego, el Concejo Municipal declaró su ausencia y designó reemplazante, en violación flagrante de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, cuyo artículo 87 detalla los supuestos y las formas de decidir sobre ausencias temporales y definitivas del jefe del gobierno local y que por cierto, in fine, prescribe que “Se consideran ausencias absolutas: la muerte, la renuncia, la incapacidad física o mental permanente, certificada por una junta médica, por sentencia firme dictada por cualquier tribunal de la república y por revocatoria del mandato.”
El pueblo del municipio Torres no se merece el trato arbitrario del que está siendo objeto, porque son sus derechos –y no sólo los de un funcionario- los que se conculcan cuando así se procede.
No es que no me dé cuenta de la realidad actual, pero me resisto a dar por descontado que cómo se hace y que la Constitución y la ley, como aquellas órdenes del rey de España que me dijeron en las clases de Historia en mis años lisandristas, “se acatan pero no se cumplen”. Y protesto.
Ramón Guillermo Avelado
Publicación realizada en ElImpulso.com