En la actualidad, el nombre de Kevin Feige está conectado de manera total con una de las franquicias más exitosas del mundo del cine. No es para menos. El hombre detrás del Universo Cinematográfico de Marvel, logró que el mundo live-action de la editorial del mismo nombre, se convirtiera en un proyecto que no hace más que crecer. Con una recaudación de taquilla mundial combinada de más de 30 000 millones de dólares, ha demostrado que el mundo de los superhéroes es mucho más que un territorio de fanáticos.

A la vez, se trata de un proyecto que inspiró a otras producciones y que, en la actualidad, se considera una de las propiedades intelectuales más valiosas de Hollywood. Por supuesto, se trata de una visión acerca del cine que confirma la capacidad del productor para plantear su perspectiva del entretenimiento desde dos ópticas distintas. Por un lado, el puro espectáculo y al otro, la búsqueda de un tipo de cine capaz de cautivar al público de todas las edades. La combinación logró que Marvel Studios, que fue considerada una empresa de riesgo a finales de 1990, se convirtiera en uno los activos más importantes de Disney.

Al mismo tiempo, en una manera de entender el espectáculo que sorprende por su habilidad para innovar. En buena parte, gracias a que Kevin Feige planteó el género de superhéroes desde un punto de vista novedoso Si durante buena parte de la década de 1990 e incluso, a principios del 2000, se creyó que el cine de las grandes figuras del cómic solo pertenecía a sus fanáticos, el productor demostró lo contrario. Eso, gracias a una exploración ejemplar de los grandes personajes del papel, sentido del riesgo y al final, un respeto más que justificado al material entre sus manos. Algo que hace al ejecutivo una de las grandes personalidades de la meca del cine.

Un hombre que creyó en un proyecto cuando nadie más lo hacía

Kevin Feige nació en Boston (Massachusetts, Estados Unidos), el 2 de junio de 1973. A los tres años, su familia se mudó a Nueva Jersey, lugar en el cual, el futuro productor se convirtió “en una esponja de contenido”, como le llamaron los hermanos Russo en una ocasión. Desde muy niño, el que sería la cabeza de Marvel, se obsesionó con todo lo relacionado con el mundo del entretenimiento. Como nieto del productor televisivo Robert E. Short, tuvo contacto desde la infancia con la televisión estadounidense. Particularmente, en cómo crear una dimensión de las historias más conocidas. De hecho, siendo todavía un niño, participó como extra en The Guiding Light y As the World Turns. Pero lo más perdurable en la memoria de Kevin Feige, fue el trabajo detrás de cámara.

Para la futura mente maestra de Marvel, profundizar en la forma en que los proyectos televisivos se desarrollaban, se convirtió en una inspiración. Mucho más, al tener en cuenta que los grandes éxitos de la pantalla pequeña tradicional, eran una combinación del esfuerzo en equipo de diversos talentos. Del guionista a los encargados de la escenografía. Todos eran elementos de considerable importancia para el éxito. Una lección que Kevin Feige aprendería y que, después, admitiría fue central al momento de imaginar a Marvel como algo más que una firma productora.

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