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Escasez de medicina de altos riesgos ocuparon un 26,2 % al cierre del 2023

En un boletín difundido este domingo 7 de enero por la ONG Convite, que hace un seguimiento a la disponibilidad y acceso a estos fármacos en Caracas y otras 16 ciudades de todo el país, precisó que la escasez de medicamentos para tratar seis morbilidades de alta incidencia en Venezuela fue del 26,2 % en noviembre de 2023.
«Noviembre de 2023 cierra con un indicador general de 26,2 % de escasez de medicamentos, un punto menos que en octubre, para las seis morbilidades a las que Convite le hace seguimiento: hipertensión, diabetes, convulsiones, depresión, diarreas e infecciones respiratorias agudas», detalló la ONG.
Según el reporte, la diabetes, con 34,4 %; las infecciones respiratorias agudas, con 33,8 %, y las convulsiones, con 28,9 %, se mantienen como «las tres causas de morbilidad con los más elevados índices de escasez de medicamentos».
En cuanto a la distribución por regiones, la ONG aseguró que en el mes de noviembre San Fernando de Apure y Caracas fueron las ciudades en las que se registró un abastecimiento de medicinas «comprometido», mientras que Maracaibo y San Carlos fueron las mejor abastecidas de estos seis fármacos.
Según datos de la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar), el mercado farmacéutico venezolano registró un crecimiento del 7,6 % de enero a noviembre del año pasado respecto al mismo período de 2022.
De acuerdo con el sector, unos 196,53 millones de medicamentos se colocaron en el mercado hasta el penúltimo mes del año pasado, mientras que durante el mismo lapso de 2022 se distribuyeron unos 182,57 millones en las farmacias del país.
El Informador Venezuela
Noticias
Nuestra sede usurpada

Han pasado 6 meses exactos de la arremetida arbitraria y cobarde por parte del régimen contra nuestra sede ubicada en la Zona Colonial de Carora. Allanada sin que mediara una orden judicial, actualmente alberga una cantidad ilimitada de esbirros que se están aprovechando de lo ajeno.
¿La razón? De acuerdo con los invasores, la ocupación se produce por una presunta orden emanada desde la presidencia, sin que llegaran a mostrar un documento y orden que lo certificara. Vino acompañada esa agresión a nuestras instalaciones con abusivos amedrentamientos contra el personal de mantenimiento del edificio, y bloqueo del paso de la calle San Juan, entre Bolívar y Torres, que alteró la paz de los vecinos.
El ensañamiento y la presión para obtener información sobre el paradero del director Mario Sosa y del editor-presidente, y a su vez alcalde Javier Oropeza, desató una ola de comentarios que despertaron mucha incertidumbre.

Rápidamente la información sobre el allanamiento circuló por todo el país. La toma arbitraria de una institución dedicada a informar desde hace 24 años no pasó inadvertida, motivando preocupaciones y condenas. Se confirmó con ello lo que a voces el mundo conoce: que Venezuela vive una dictadura, está vez sin careta.
La acción de estos lacayos resentidos de una revolución moribunda, estuvo dirigida por Julio Chávez y Elvis Méndez. Sobran testimonios de las veladas intenciones de Julio Chávez de querer desmoronar el patrimonio familiar de Javier Oropeza.
No conformes con atacar el diario de los torrenses, también arremetieron en simultáneo contra nuestra sede hermana en Barquisimeto, «El Diario de Lara», otro de los bienes pertenecientes a Oropeza.
El hostigamiento contra Mario Sosa como director por la cobertura de los actos convocados por la oposición venezolana luego del 28 de julio, lo llevó a abandonar el país. Además, lograron desarticular al equipo humano que laboraba a diario con Sosa; a la par, incautaron bienes del medio de comunicación de manera desmedida, causando pérdidas incalculables y dejando sin empleo a los trabajadores.
Hoy, a pesar de las acciones radicales y cobardes de la dictadura, EL CAROREÑO continúa siendo la voz de los torrenses con las limitaciones que las circunstancias han impuesto. Seguimos manteniendo el canal informativo a través de las redes sociales, pese a las adversidades.
Los torrenses hoy, quedaron a merced de cuestionados comunicadores rendidos por unas lochas. Le pusieron precio a la dignidad y los convirtieron en cómplices del régimen. Ahora, lo que reina en Carora, es un libertinaje en las distintas plataformas digitales.
A seis meses de ser despojados de su sede, EL CAROREÑO sigue siendo una institución. No se trata de Mario Sosa o Javier Oropeza los vulnerados, es todo un municipio al que le han confiscados su derecho a estar informado.
Como buenos hijos de esta tierra repleta de historia periodística, seguiremos luchando por el derecho inalienable de seguir informando con la verdad por delante y sin ocultar nada.
Seguro estamos que este paréntesis ajeno a nuestra voluntad será breve, y prontamente regresaremos a la casa de siempre.
Agradecemos a los medios que se han solidarizado con nuestra situación, y que acompañamos en la causa de quienes enarbolamos la libertad de expresión y el derecho constitucional a estar informados.
Mario Sosa, desde el exilio.