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A Viva Voz

PREGONADAS: CARORA Y EL CARTEL DE LOS SOLES

Transcurría el año 2005. En los archivos de El CAROREÑO está escrita parte de la historia. El escenario se ubica en la alcabala de La Pastora, donde fue detenido un camión militar cargado de cocaína, perteneciente presuntamente a la banda rival a Walid Makled. Fue capturado en ese punto de control con un alijo de 2 mil kilos de cocaína y conducido al Fuerte Manaure. El chofer del vehículo resultó ser un sargento del Ejército, primo del general Henry Rangel Silva, para entonces jefe del SEBIN y actualmente gobernador del estado Trujillo.

Los periodistas de entonces ávidos de información, comenzamos a indagar sobre la noticia, cuyos resultados se iban dando a conocer por EL CAROREÑO. Casi para la misma fecha se supo también de los sucesos de Puente Blanco, una finca agropecuaria cerca de Los Quediches donde se posaban periódicamente helicópteros cargados de presunta drogas, que se utilizaba para evadir las alcabalas. Carora entonces se convirtió en el epicentro del tráfico de drogas, hasta que un día cualquiera una comisión del CICPC llegada de Caracas tomó control de la subdelegación local y cargó con todos los archivos de ambas investigaciones. Al mismo tiempo el general Cliver Alcalá Cordones, alegando que Carora estaba dentro de su jurisdicción, visto que comandaba la 41 Brigada Blindada con sede en Valencia, pidió que le enviaran al sargento conductor detenido, de nombre Héctor Rincón Rangel, y el camión. Sobre este individuo, el camión que transportaba la droga y su respectivo cargamento, nunca más se supo algo.

William Guerrero, el fiscal del caso de la droga en Carora, fue ascendido a Fiscal Superior; en tanto la juez Yanina Karabin escaló al grado de presidenta del Circuito Judicial Penal del estado Lara y ahora ostenta una de las magistraturas del TSJ. De esta manera terminaron de “echarle tierrita” al caso del decomiso de la droga en La Pastora, con ese “blindaje” cívico-militar muy característico de este régimen.

A partir de entonces Carora comenzó a conocer los tentáculos del Cartel de los Soles. El decomiso de la droga en La Pastora no fue producto de un chiripazo, sino de una delación entre miembros de este cártel cuyo nombre deriva de las insignias que ostentan sus miembros en las charreteras. La avaricia de sus integrantes condujo a fuertes rivalidades entre ellos, que incluso desencadenaron en asesinatos

Un tiempo después, cerca de El Sombrero (Guárico), aparecieron 1500 kg de cocaína en una finca de un amigo de Acosta Carlés, ¿se acuerdan del general eructo? Alcalá Cordones fue el acusador y relacionó a su rival Walid Makled y al exgobernador de Carabobo con el caso. Acosta respondió diciendo que Clíver Alcalá se los había sembrado. Así, la guerra de los narcosoles había estallado públicamente. Una banda la constituía Makled, Acosta Carles, el magistrado Aponte Aponte (testigo protegido en estos instantes de EE.UU), conjuntamente con los comandantes de los distintos Cores de la GNB; mientras del otro lado, los generales del ejército. Aponte Aponte, como presidente de los Circuitos Judiciales Penales de Caracas, Zulia y Nueva Esparta, empezó a cambiar jueces y dictar sentencias en casos de narcotraficantes del cártel liderado por Makled, quien llegó a ser dueño de la línea Aeropostal, y concesionarios de la aduana de Puerto Cabello, almacenadoras en la Guaira y el aeropuerto de Valencia. Solo alguien con un entramado portentoso a gran escala del estamento militar e institucional, podía detentar tamaño poder.

En medio de ese festín de impunidad y tanta corruptela, la DEA norteamericana se enteró que el G2 cubano había descubierto en el puerto de La Habana un gigantesco cargamento de cocaína en un buque supuestamente de la Armada venezolana. Fidel Castro tomó cartas en el asunto porque no había sido informado previamente, y se preocupó al enterarse que el capitán Jesús Aguilarte Gámez era el contacto del cargamento en Cuba. Aguilarte Gámez fue uno de los “centauros” de Chávez, quien llegó a ser gobernador de Apure en dos oportunidades. Aguilarte fue llamado a Venezuela, donde termina siendo asesinado en Maracay. Aponte Aponte, cercado en esa guerra entre los narcosoles, y tras la detención de Makled, se fuga a Costa Rica, donde prefirió pactar con la DEA antes de ser secuestrado por el G2 cubano.

En EE.UU, según el exembajador ante la OEA Roger Noriega, Aponte Aponte habría facilitado a las autoridades estadounidenses los expedientes que involucran también a los generales Néstor Reverol, Hugo Carvajal y Orlando Rodríguez, así como de Tarek El Aissami.

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